La educación mata nuestra creatividad

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«Audaces Fortuna  Iuvat» , «la fortuna ayuda a los valientes, a los que se atreven», esta famosa frase de Virgilio en su obra la Eneida, rubrica el mundo de antes,  un mundo que apreciaba el honor, el esfuerzo, la valentía y la osadía.


Nuestro mundo de hoy  sin embargo fomenta otros valores relacionados con la mediocridad.
Cada vez estoy más convencida de que al menos en España, el encorsetamiento, la norma y el procedimiento son tres variables que dominan nuestro ecosistema personal y profesional insertándose en nuestra esencia tal como lo haría un nuevo gen en nuestro ADN. Lo políticamente correcto es ya una religión, todo lo que se sale de la «norma» es casi proscrito, equivocarse es «pecado» y al contrario de lo que ocurriría en los EEUU,  aquí está mal visto haber emprendido un negocio ó varios, y haber fracasado, de hecho, muchas personas obvian estos detalles en su curriculum vitae cuando tratan de buscar de nuevo trabajo.
La cultura del «miedo a equivocarse» nos inunda. En los colegios no se potencia la singularidad, el emprendimiento.. se prefieren niños «seta», es decir niños que nos sean problemáticos, que no discutan y que no contradigan las opiniones de sus profesores. El fracaso escolar nos inunda.

El 31,2% de los jóvenes no concluye la secundaria, más del doble que la media europea. Los jóvenes olvidaron que España fué un imperio y que descubrimos América, ahora prefieren ser funcionarios ¿donde quedaron el atrevimiento, la osadía y el afán de conocer? ¿donde está el espíritu emprendedor? ¿donde se quedaron nuestra creatividad y la ilusión? ¿quien apago la pasión por la curiosidad, por  ser «diferente», ó simplemente por ATREVERSE?
¿Porque las empresas hablan de delegar la decisión, de trabajo en equipo, cuando la mayoría en la realidad no lo pone en práctica? ¿Por que nadie «decide» y le pasa la «patata caliente» a otro, ó precisa para tomar la decisión veinte firmas y beneplácitos?

El protocolo y el  procedimiento son necesarios, pero son utilizados la mayoría de las veces para no pensar y como herramienta de  «blindaje»  Por ejemplo, los licenciados en medicina que trabajan en los hospitales siguen estrictamente procedimientos muchas veces obsoletos para diagnóstico, que les protegen ante cualquier tipo de denuncia: «hice lo que indicaba el procedimiento», en otras palabras «no pensé, no investigué, no intuí…no averigué..». Lo que digo aquí lo digo por experiencia. Un ejemplo cercano: a mi padre le dieron el alta en una Clínica de Madrid tras haberle practicado las «pruebas pertinentes según los protocolos» indicando textualmente «su padre está como un toro, no tiene nada». Por testarudez  y tras varios escritos a la clínica, conseguimos que le hicieran una endoscopia. El resultado fué lamentable: cáncer de esófago avanzado. Mi padre ya no vive. Murió a los 5 meses de su intervención quirúrgica (en otro hospital claro está!) y eso que estaba como un toro!
Podría contar innumerables anécdotas sobre los licenciados en medicina, pero me noto demasiado lanzada y no quiero escribir un post larguísimo así que os dejo con este  magnífico  vídeo que me ha servido de inspiración para este post. En él, Ken Robinson, reconocido experto en educación y creatividad, nos habla más a detalle de este tema.

¿Tú qué piensas? ¿Cuál ha sido tu experiencia?

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